Edades del cabello
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El cabello en la infancia

Sobre el tercero o cuarto mes de gestación aparecen los folículos pilosos en el cuero cabelludo; éstos se van desarrollando a la vez que el resto de los órganos. Cuando la piel alcanza su desarrollo emerge un cabello fino sin pigmento que la recubre, el llamado lanugo, que posee unas características intermedias entre el vello y el cabello. En el recién nacido queda limitado a la parte superior de los hombros y espalda, mientras que en el cuero cabelludo ya aparecen cabellos.

Durante la infancia, nuevos folículos se van sumando a la población pilosa; a medida que estos primeros cabellos se van adaptando al medio son sustituidos por otros cada vez más resistentes y de mayor grosor.

 

El cabello en la adolescencia

Período de máxima actividad en cuanto a crecimiento se refiere. La aparición de actividad de las hormonas sexuales implica grandes cambios en la piel y el cabello. En los hombres, por ejemplo, el vello de la cara o bozo se convierte en pelo de barba. Los andrógenos y estrógenos fabricados por las cápsulas suprarrenales, ovarios y testículos son vertidos a la sangre y distribuidos a los distintos tejidos para que estimulen los cambios del joven a adolescente y del adolescente a la madurez. El cabello adquiere una constitución y aspecto más sólidos; un mayor desarrollo.

Unos de los efectos más significativos de este período se produce en la glándula sebácea: multiplica su tamaño y su producción y esto, evidentemente, influye en el cabello y su entorno. Es conveniente extremar las medidas de higiene durante esta etapa para prevenir problemas de tipo seborreico o incremento del desarrollo microbiano.

 

El cabello en la madurez

Posteriormente, y por un largo período, la actividad folicular se estabiliza y el crecimiento adquiere un ritmo constante. La regeneración es proporcional a la pérdida.

Conforme al paso del tiempo, y al igual que el resto de organismo, la piel y el cabello reducen notoriamente su actividad. Los ritmos de regeneración, secreción y pigmentación bajan y, consecuentemente, se produce una menor actividad de la matriz del folículo, que conlleva a que el número de cabellos sea inferior, éstos estén menos lubrificados y pigmentados y la velocidad de su crecimiento disminuya. Aumenta el riesgo de deshidratación y de procesos descamativos, por lo que es aconsejable extremar su cuidado y su trato. Es un cabello más sensible, más delicado.

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