Tricotilomanía

La tricotilomanía como anomalía capilar

Se conoce con el nombre de tricotilomanía, el hábito nervioso de arrancarse los pelos, principalmente los de la cabeza (cabello, cejas y pestañas, barba y bigote), y en casos agudos también los de los brazos y el pubis.

El traumatismo se produce, fundamentalmente con las manos (yemas de los dedos y uñas) y se ocasiona mediante tirón, rascado, frotación, retorciendo el cabello y luego tirando de él, etc. Dependiendo de la forma que se utilice se puede ocasionar traumatismos en el cuero cabelludo, en el cabello, o en ambos.

El área afectada puede tener un aspecto casi limpio con bordes y límites bien definidos, semejante a una alopecia areata, con la que es habitual que se produzca confusión diagnóstica, o de forma difusa, especialmente en la zona frontoparietal o frontotemporal y en el vértex.

En el interior de las placas se puede observar cabellos rotos de distintas longitudes. El cuero cabelludo en la zona afectada puede presentarse con apariencia normal, equilibrada, o por el contrario, con irritaciones de distinta consideración, incluso pequeños traumatismos en forma de heridas producidas por el rascado con las uñas.

Afecta a ambos sexos y a distintas edades, aunque se observa mayormente en mujeres. En los niños pequeños es muy frecuente y suelen asociarlo a situaciones en las que buscan quedarse dormidos, lo utilizan como relajante; incluso pueden producírselo a su madre.

Este hábito tiende a quedar aprendido como una conducta repetitiva que produce alivio y acostumbra a arrastrarse varios años.

En los adultos es más frecuente encontrarla en zonas donde es factible ocultarla con los cabellos próximos. Cuando aparece en zonas más visibles, en la zona frontoparietal e incluso en las cejas, se podría hablar de un problema emocional más generalizado.

Suele presentarse en personas con un alto grado de activación fisiológica; las que comúnmente conocemos como nerviosas o inquietas, pudiendo afectar a otro tipo de personas en situaciones estresantes.

Estos hábitos nerviosos suelen aparecer de una forma casual. Podría empezar, en el caso de una tricotilomanía, por un ligero picor en el cuero cabelludo que incita a llevarse la mano a la cabeza de forma constante, o en el caso de morderse las uñas, por un enganchón o problemas en la cutícula. En otros casos, su origen está en un proceso de imitación de algún familiar o persona próxima que lo realiza.

El problema surge no tanto por su origen como por su mantenimiento. Si una vez detectada la causa y resuelta, la conducta se prolonga, lo consideramos un problema emocional (o psicológico).

Esta conducta, en principio queda asociada a la situación que la originó y, por tanto, cuando se repite, a pesar de haber desaparecido las causas que la provocaron, se convierte en una conducta habitual, asociándose principalmente a situaciones de ansiedad y produciendo el hábito un estado de alivio momentáneo.

El problema se va gestando gradualmente, de ahí su persistencia: Al quedar asociado como una conducta habitual se realiza sin percepción de ello (falta de conciencia) y tampoco se obtiene una reacción social, a corto plazo, por su realización, por tratarse de un acto, en principio, íntimo y no perceptible por los demás.

Los hábitos nerviosos constituyen un problema, fundamentalmente, social para el individuo y estaría relacionado con su autoestima. Las personas que lo sufren tienden a ocultarlo, piensan que solo ellos lo hacen; no poseen información sobre el hábito y tienden a no reconocerlo, dificultando, de esta manera, su resolución.

Algunas afirmaciones típicas  de quienes se tiran del pelo demuestran lo incómodo del problema:

“Ya no sé cómo peinarme para que no se vean las zonas calvas.”

“La cabeza me pica y, a veces, me duele en las zonas donde he arrancado cabello; aún así noto más y más ganas de seguir.”

“Ni siquiera me doy cuenta, estoy estudiando y jugando con mi pelo; de repente, me descubro varios cabellos en mis manos.”

“Suelo proponerme diariamente terminar con este hábito, pero al rato me pillo otra vez en él.”

“A la peluquería no puedo ir ¿Qué les diría?”

Algo muy importante en la resolución del problema de tirarse del cabello es eliminar todas las conductas asociadas a esa situación, es decir, si el hábito es precedido de un problema capilar que hace que uno se lleve la mano a la cabeza (por ejemplo, una pitiriasis), habría que solucionar este problema capilar anteriormente.

La solución no es difícil ni costosa en tiempo, si se cuenta con la toma de conciencia y la predisposición del cliente; una adecuada guía profesional, donde el psicólogo, como técnico en el comportamiento humano, evalúe el problema, compruebe si va asociado a otros y vaya guiando los pasos a seguir, en combinación con el asesor capilar.

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