Seborrea viene del latín sebum y del griego rehin, flujo. Un flujo es un derrame o evacuación cuantiosa de un líquido al exterior. Luego una seborrea es una producción excesiva de grasa que se deposita en el cuero cabelludo.
Causas
Constantemente, al hablar de la etiología de las anomalías del cuero cabelludo y el cabello, hablamos de causas multifactoriales, pero todo el órgano cutáneo está perfectamente interrelacionado y cualquier alteración influye, positiva o negativamente en el perfecto y armónico desarrollo de los elementos que lo componen.
Por eso, al hablar de las causas que originan una hiperfunción de las glándulas sebáceas, una seborrea, tenemos que hablar de multifactores, que podemos dividir en internos y externos.
Factores internos
Consideramos factores internos desencadenantes de seborrea aquellos que, internamente, pueden alterar el metabolismo de la glándula sebácea.
Las glándulas sebáceas producen y excretan sebo de forma contínua; especialmente, en el cuero cabelludo, donde son más abundantes y voluminosas. Esta producción de sebo, así como el tamaño de las glándulas sebáceas, está controlado por las hormonas, los andrógenos testiculares en el caso de los varones y los andrógenos suprarrenales y de los ovarios en el caso de las mujeres. Los estrógenos, en cambio, disminuyen el tamaño de las glándulas sebáceas, consecuentemente la producción de sebo. Esto, quizás, explicaría porqué la seborrea es más frecuente en hombre que en mujeres.
El estado de la grasa es constitucional; es decir, es uno de los factores que el individuo trae al nacer. Y el control hormonal de las glándulas sebáceas, a lo largo de la vida del individuo, determina diferentes estados normales.
Al nacer, la producción de grasa es elevada, debido, posiblemente, a la influencia de las hormonas maternas. Se va reduciendo hasta quedarse prácticamente inhibida en la infancia. Aumenta súbitamente en la pubertad a causa de la acción estimuladora de los andrógenos. Se mantiene constante durante toda la vida adulta, descendiendo progresivamente durante la senectud.
Conociendo estos procesos naturales, que suceden en todos los individuos, podremos ayudar a aquellas personas que acuden a nuestros salones en busca de asistencia eficaz para solucionar este frecuente problema. Y podremos distinguir cuándo se trata de una anomalía o de un estado circunstancial.
Cuando estos procesos seborreicos son circunstanciales, porque se produce un aumento coyuntural de los andrógenos (períodos de menstruación, pubertad, etc.), no debemos tratarlos como una anomalía; bastará con observar una correcta higiene que permita oxigenar correctamente el cuero cabelludo; de manera que no se produzca ni la descomposición del sebo y la proliferación de microorganismos ni tapones córneos.
Ciertas enfermedades (endocrinas, vasculares, etc.) , el uso de ciertos medicamentos, factores alimenticios (la carencia o el exceso de cierto tipo de de alimentos) y diversos trastornos emocionales o nerviosos (el estrés, la fatiga o la ansiedad), también favorecen el incremento de secreción sebácea.
Factores externos
Entre los factores externos desencadenantes de la grasa, el más frecuente es el uso continuado de productos irritantes y astringentes que resecan el cuero cabelludo.
Parece cierto que el estrato córneo de la epidermis ejerce una succión del sebo. Lo necesita para mantener su nivel hídrico y sus propiedades defensivas. De manera que, cuando tenemos un exceso de grasa y lavamos, constante e inadecuadamente, el cabello arrastramos y eliminamos toda la grasa. Esto provoca una estimulación refleja de las glándulas sebáceas que segregan entonces una cantidad de grasa. Este exceso da lugar a un nuevo lavado irritante, que provoca una nueva estimulación y así sucesivamente. Esta sobrestimulación artificial de la glándula, que segrega en exceso y continuamente, es lo que conocemos con el nombre de efecto rebote.
En la peluquería, estos productos irritantes suelen ser los champús astringentes, tintes, decolorantes, líquidos permanentes, etc.; por tanto, al utilizarlos debemos guardar ciertas precauciones: usar siempre productos de calidad con un pH lo más aproximado al pH fisiológico (pH 5,5).
La temperatura ambiente de sitios cerrados y concurridos o puestos de trabajo, como cocinas, también determina un exceso de secreción sebácea. Se eleva la temperatura cutánea, modificando la viscosidad del sebo, que fluye con más facilidad, difundiéndose en la superficie con una evidente repercusión en la imagen personal.
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